En Bolivia, un grupo de jóvenes decidió plantar cara a una de las mayores amenazas de nuestro tiempo: la crisis climática. Durante mucho tiempo, hablar del cambio climático parecía un tema lejano, reservado a los especialistas. Pero la realidad en la Chiquitanía, Pantanal y Chaco, con sus incendios, sequías e inundaciones, sirvió para recordar que la crisis ya estaba aquí, afectando la vida de todos.

Así nació el Programa de Capacitación contra el Analfabetismo Climático, un valiente compromiso con el conocimiento y la acción como un instrumento de lucha liderada por la Plataforma Boliviana de Acción contra el Cambio Climático (PBACC). En su primera edición, se capacitó a más de 50 jóvenes; en la segunda, a más de 25 y cada encuentro fue un espacio de aprendizaje y reflexión sobre los derechos humanos, los derechos de los pueblos indígenas, los jóvenes y las mujeres indígenas, y las alternativas para abordar los impactos de esta crisis que no puede esperar, llegando a diferentes municipios e involucrando a jóvenes líderes y lideresas indígenas.

Durante tres módulos presenciales, los jóvenes compartieron experiencias, realizaron evaluaciones y trabajaron en ejercicios prácticos que reforzaron sus conocimientos. Pero lo más importante es que trabajaron juntos para desarrollar una agenda de propuestas para llevar la voz de su generación a diferentes espacios de toma de decisiones y participación.

Este programa no ha sido un esfuerzo aislado, fue el resultado de la coordinación entre la Plataforma Boliviana contra el Cambio Climático (PBFCC) y la Plataforma Boliviana de Acción contra el Cambio Climático (PBACC) quienes con el apoyo de WWF-Bolivia y el proyecto “Voces para la acción climática justa - VAC” han demostrado así que las alianzas entre instituciones y grupos de jóvenes es posible. Gracias a este esfuerzo conjunto, se abrieron nuevas puertas para replicar la iniciativa: organizaciones como Save the Children y Enseña Bolivia decidieron apoyar estas luchas de jóvenes, lo que permitió que el curso llegara a las zonas rurales de forma virtual y, así, garantizar su sostenibilidad.  Hoy, estos jóvenes ya no son espectadores de la crisis climática. Son portadores de conocimiento, replicadores y defensores de sus derechos y los de sus comunidades. Son una generación que se niega a ser analfabeta climática sobre el futuro. Porque la lucha contra la crisis climática comienza con algo tan poderoso como el conocimiento... y con la convicción de que el momento de actuar es ahora.