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Los incendios forestales en Bolivia continúan, poniendo en riesgo la biodiversidad

Santa Cruz, 13 de septiembre de 2019.- El 2 de agosto de este año, los fuegos iniciaron en la comunidad de Río Blanco, en el Bosque Seco Chiquitano, poniendo en alerta a las familias y comunidades de la zona. Hasta hoy, el fuego no ha cesado. Con los pocos recursos disponibles, hombres y mujeres han intentado apagar los incendios que, en una época seca como esta y con los fuertes vientos, se reactivan fácilmente.  Niños, adultos mayores y mujeres lactantes, han sido evacuados de las zonas más afectadas. El fuego pone en riesgo las viviendas y el humo afecta su salud.

 “Están quedando cenizas. Más que todo, el bosque se ha quemado. Nos duele hartísimo, todo lo que ha hecho el fuego. Nosotros vivimos con la naturaleza y es lo que nos da la vida. Tantos animales se pierden, plantas, abejitas nativas que tenemos en la zona, todo esto se pierde con el incendio”. Menciona la señora Apolonia, líder en la comunidad de Río Blanco, una de las más afectadas por los incendios en la Chiquitanía.

El Bosque Seco Chiquitano es un ecosistema único y uno de los bosques secos más grandes del mundo. Es invaluable por su importancia ecológica, histórica y cultural. Con más de 24 millones de hectáreas, es el hogar de más de 18,000 personas y cientos de especies maderables.

Las familia que habitan esta zona, viven de los servicios que les brinda la naturaleza, entre ellas aceites naturales de Cusi y Copaibo, cuyos árboles se han perdido y muchos están en riesgo.

“Yo estoy sola acá. No puedo abandonar mi casa, tengo que estar aquí hasta lo último. No sé si Dios nos va a mandar una lluvia para apagar el fuego. Vamos a seguir apoyando en lo que se necesite para apagar el fuego. La casa grande, como decimos, se ha puesto en llamas”. Añade la señora Apolonia.

Al día de hoy, casi 2 millones de hectáreas están afectadas por los fuegos en el departamento de Santa Cruz, de las cuales, 950.000 corresponden a áreas protegidas. El Área Natural de Manejo Integrado San Matías (289.740 hectáreas quemadas), el Parque Nacional Otuquis (192.824 hectáreas 9,8%), el Área de Conservación e Importancia Ecológica Ñembi Guasu (258.031 hectáreas afectadas), la Reserva Municipal de Vida Silvestre Tucabaca (33.171 hectáreas afectadas), ubicadas entre el Bosque Seco Chiquitano, el Cerrado, Pantanal y Chaco, están entre las áreas más afectadas por los incendios forestales, según datos de la Fundación Amigos de la Naturaleza.  

En estas áreas protegidas, lugares que protegen la biodiversidad para nuestro país y el mundo, los primeros en alertarse por los incendios son los guardaparques. La magnitud de los incendios ha sobrepasado las acciones de primera respuesta, extendiéndose de manera imparable. Como ha sucedido en el Área Natural de Manejo Integrado San Matías: “Desde más o menos fecha 12 (de agosto), los incendios han venido azotándonos, tanto dentro como fuera del área protegida. Se nos ha hecho tan difícil poder controlar o ver una solución para defender nuestros recursos naturales. Por distintos factores: las altas temperaturas, los fuertes vientos, la falta de equipamiento, transporte. Prácticamente lo que hemos podido hacer, es el esfuerzo de los guardaparques, de los voluntarios, pero se nos ha quemado todo. Los que han perdido hoy en día es la flora, la fauna, ellos han muerto”, mencionó Ricardo Barbery, que trabaja ya 20 años como guarda parque en el ANMI San Matías.

El Pantanal es el humedal de agua dulce más grande del mundo y juega un rol crucial en la regulación del clima de la región, rol que hoy está en riesgo por los incendios.  Asimismo, concentra una rica biodiversidad. Al menos 4700 especies, incluyendo plantas y vertebrados, han sido registrados en la región.

 “Cómo WWF estamos haciendo seguimiento del impacto de los incendios forestales tanto en el Bosque Seco Chiquitano, como en el Cerrado, Pantanal y  Chaco. Además estamos atentos a los fuegos que existen hoy en la Amazonía. Hemos acompañado la tarea de los guarda parques con equipamiento importante para controlar el fuego en algunas áreas protegidas y hemos apoyado a las familias afectadas en la Chiquitanía, transportando víveres, agua y otros insumos de primera necesidad. Ahora nos estamos preparando junto a socios para implementar acciones posteriores al incendio que nos permitan apoyar la restauración y la recuperación de la biodiversidad en estos paisajes de alta importancia ecológica”, mencionó Samuel Sangüeza Pardo, Representante de WWF en Bolivia.

Dos aviones y helicópteros especiales para descargar agua sobre los incendios, un esfuerzo del Estado y países como Perú y Rusia, además de equipos de bomberos voluntarios locales e internacionales y las fuerzas armadas, trabajan junto a las comunidades y guardaparques para hacer frente a los incendios.  

De acuerdo con información del Servicio Nacional de Hidrología y Meteorología, existe un déficit hídrico extremo en estas regiones por una disminución de la precipitación de hasta -62% en comparación con la precipitación acumulada normal, en base al periodo 1981 - 2018. Hay una tendencia de sequías más intensas y largas en la Chiquitanía, los últimos 39 años, generando las condiciones para los incendios. A la fecha, el departamento de Santa Cruz aún tiene un riesgo alto, en cuanto a la probabilidad de incendios. La época seca se extenderá al menos hasta Octubre.
© PN y ANMI Otuquis
Incendios forestales afectaron el PN y ANMI Otuquis, en el Pantanal Boliviano