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La Naturaleza que Perdimos: 159 megatoneladas de CO2 fueron emitidas por los incendios forestales de 2019 en Bolivia

La temporada de incendios ha comenzado en Bolivia. Septiembre ya se caracteriza por las altas temperaturas, sequías y fuertes vientos. En las últimas semanas, los incendios han aumentado a un nivel alarmante, afectando principalmente a la Reserva Municipal Copaibo en el Norte de la Chiquitanía y al Parque Nacional Noel Kempff que, según datos del Ministerio de Medio Ambiente, 400,000 hectáreas de esta área protegida han sido consumidas por el fuego. El Gobierno Nacional ha declarado emergencia y se han comprometido a tomar las medidas para derogar los decretos que autorizan quemas controladas.
 
En 2019, Bolivia, como otros países en la región, vivió una de las emergencias por incendios forestales más grandes de su historia. 6,4 millones de hectáreas fueron impactadas por el fuego, afectando áreas prioritarias para la conservación, como son la Amazonía, el Bosque Seco Chiquitano, el Cerrado, el Pantanal y el Chaco.
 
Como resultado, el país emitió aproximadamente 159 megatoneladas de CO2, representando el 15% del total de emisiones en Sudamérica el 2019, según datos de Copernicus, el sistema europeo de seguimiento de la Tierra, coordinado y gestionado por la Comisión Europea, con el auspicio de la Agencia Espacial Europea y de la Agencia Europea de Medio Ambiente y los países de la Unión Europea. Este número de emisiones tiene un impacto directo en el cambio climático.



Los incendios liberan carbono atrapado en la vegetación y los suelos y, a medida que aumenta su gravedad, comienzan a dañar capas más profundas de suelo, liberando 'carbono heredado' de siglos de antigüedad. Casi un tercio (31%) del dióxido de carbono en los bosques a nivel mundial está secuestrado en la biomasa por encima del suelo, mientras que el 69% restante está bajo tierra, como indica el reporte: Incendios, Bosques y el Futuro.
 
El carbono liberado a la atmósfera aumenta aún más el calentamiento global generando un círculo vicioso, en el que, el clima más seco y temperaturas más altas, hacen que las temporadas de incendios sean cada vez más largas, impredecibles e incontrolables. De 1979 a 2013, la duración de la temporada mundial de incendios aumentó un 19% en promedio. El aumento de las temperaturas globales y los días sin lluvia más frecuentes están provocando incendios que arden más gravemente. Los incendios más frecuentes también impiden que la vegetación crezca hasta lograr un tamaño maduro y alcance su máximo potencial para el secuestro de carbono.
 
Los datos, provistos a WWF por la Unión Europea, son un indicador de la escala e intensidad de los incendios. Parte del CO2 emitido no permanece en la atmósfera, sino que es reabsorbido por la biósfera, como explican los expertos, por lo que no representa la totalidad de CO2 emitido en el país.  
 
La información además señala que, entre agosto y octubre de 2019, se dieron las tasas más altas de emisiones, superando el promedio (2003 – 2018) aunque no se alcanzaron los puntos máximos de emisiones registradas hasta 2018.



Samuel Sangüeza Pardo, Representante en Bolivia de WWF mencionó que “esta información es clave para entender la dimensión de los incendios forestales del año pasado y que debe animarnos a no escatimar esfuerzos para la prevención de incendios forestales y el trabajo más cuidadoso en el manejo integral del fuego, en el marco de la campaña #lanatralezatenecesita”.
 
El Dr. Jordi Surkin, Director de Conservación de WWF Bolivia resaltó que “es importante acceder a la tecnología y plataformas científicas para monitorear el impacto de los incendios en el país. Como ciudadanos también podemos involucrarnos en el monitoreo de datos. Plataformas como el Sistema de Alerta Temprana de la Gobernación de Santa Cruz y el Sistema de Alerta Temprana de Riesgos por Incendios Forestales de la Fundación Amigos de la Naturaleza, o plataformas globales como Global Forest Watch, nos brindan información pública sobre la ocurrencia de incendios, haciéndola accesible para todos”.
 
Copernicus es el sistema europeo de seguimiento de la Tierra y está coordinado y gestionado por la Comisión Europea. El desarrollo de la infraestructura de observación se realiza bajo los auspicios de la Agencia Espacial Europea para el componente espacial y de la Agencia Europea de Medio Ambiente y los países de la UE para el componente in situ. Consiste en un conjunto complejo de sistemas que recopilan datos de múltiples fuentes: satélites de observación terrestre y sensores in situ como estaciones terrestres, sensores aéreos y sensores marítimos. Procesa estos datos y brinda a los usuarios información confiable y actualizada a través de un conjunto de servicios relacionados con temas ambientales y de seguridad.
 
Con el objetivo de compartir sus herramientas científicas, la Unión Europea ha programado un curso gratuito sobre el contenido y manejo de este sistema, un gran aporte para mejorar el conocimiento y capacidades técnicas en este tema. El curso, con un total de 24 horas de formación divididas en sesiones de 2 horas semanales, inició esta semana. Para más información visita: mooc.copernicus.eu
 
Los incendios forestales en Bolivia este 2020 ya están generando grandes impactos. Casi un millón de hectáreas a nivel nacional están afectando áreas protegidas y comunidades. Si bien este año, se espera que el impacto sea menor, lograr proteger los bosques, para además evitar el incremento de las emisiones de CO2 es una tarea fundamental para hacer frente al cambio climático.
© APCOB
Incendio en Santa Mónica, 2019