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Un festín para proteger el bosque: Bosque Chiquitano – Destino Gastronómico 2025
Santa Cruz, abril de 2025.- Cada bocado que se sirve en Santa Cruz este abril cuenta una historia. Una historia de resiliencia, de biodiversidad y de amor por la tierra que nos sostiene. Del 14 al 28 de abril de 2025, regresa la segunda versión de Bosque Chiquitano – Destino Gastronómico, una iniciativa que convierte a la cocina en un acto de conservación.
Son 19 los restaurantes que este año se suman a este viaje de sabores, texturas y saberes ancestrales. Desde clásicos como El Aljibe hasta propuestas contemporáneas como Hapo o Botánica, cada chef ha aceptado el reto de innovar con más de 30 ingredientes del bosque chiquitano: almendra chiquitana, mangaba, guapurú, asaí, aceite y leche de cusi, café, miel de señorita y otros tesoros poco conocidos que hoy son protagonistas de menús únicos.

Los restaurantes que participan en este destino gastronómico son: Botánica, Cristian Mora, El Aljibe, El Gallo Francés, Hapo, Hito, La Barra, La Suisse, La Villa Chiquitana, Manechi, Mariposario Güembé, Menta, Nativo, Raffine, Sacha, Tres Raíces, Tributo, Typica y Volare. Cada uno de ellos ofrece una propuesta que revaloriza los sabores del bosque, creando una experiencia culinaria única para los comensales.
Desde Ascensión de Guarayos, el chef Javier Urapuca, alma creativa detrás del restaurante Nativo, se sumó a esta iniciativa con el respaldo del proyecto Bionegocios Guarayos, presentando una propuesta culinaria que rinde homenaje a los sabores de su entorno. En esta ocasión, presentó un menú de tres pasos que resalta la riqueza de los ingredientes locales y el trabajo de las comunidades que conviven en armonía con la naturaleza. Jigote con piña guaraya, keperí frito con salsa de cacao y plátano bellaco, y un postre de guayaba caramelizada con emulsión de leche de cusi, majau blanco y quesillo, fueron los protagonistas de una experiencia gastronómica que invita a valorar y proteger el territorio que lo inspira.
Para Javier, el trabajo con productos locales va más allá de la cocina: “Significa valorar a las comunidades que aún cultivan de forma natural productos que rara vez llegan al mercado popular. Para que un producto tenga valor, primero debe darse a conocer. Una forma de apoyar a estas pequeñas comunidades es consumiendo sus productos y transformándolos en elaboraciones que lleguen hasta los comensales”.

Pero este evento es mucho más que una celebración de la gastronomía local. Es un llamado a proteger el Bosque Seco Chiquitano, una de las últimas regiones de bosque tropical seco de América del Sur. Es valioso debido a su ecología única y su importancia histórica y cultural. Con 20 millones de hectáreas, enfrenta amenazas como incendios, sequías y el avance de la frontera agropecuaria. Cocinar con lo que el bosque nos da es una forma poderosa de valorarlo, visibilizarlo y sostener los medios de vida de las comunidades que lo habitan.
Este año, la organización del evento contó con espacios de intercambio entre chefs y productores locales, para explorar nuevas posibilidades culinarias con ingredientes que aún no forman parte de la cocina cotidiana, como la arveja chiquitana o el cusi. La creatividad se vuelve aliada de la sostenibilidad.
“Hay varios ingredientes que me parecen interesantes, cada uno con sus distintas propiedades y sabores. Por ejemplo, la piña guaraya, única y muy difícil de replicar por su dulzura; la arveja chiquitana; o el cusi, que normalmente se usa en cosmética, pero también tiene sus encantos y matices para llevarlo a la cocina” destacó Javier.

Desde WWF-Bolivia, apoyamos estas iniciativas que, además de deleitar nuestros sentidos, fortalecen los medios de vida sostenibles en la región. Apostamos por alianzas que empoderen a las comunidades locales, con especial énfasis en la participación de mujeres, y que promuevan modelos económicos resilientes frente al cambio climático.
Ana Rosa Angulo, Líder del Paisaje Chiquitanía Norte de WWF-Bolivia, destaca la importancia de esta visión integradora al señalar: “Para WWF-Bolivia, la conservación del Bosque Chiquitano es una prioridad, pues se está convirtiendo en un bosque único por la deforestación que está sufriendo en los países vecinos y creemos que la cocina puede ser una suerte de ‘revolución silenciosa’ para generar conciencia sobre el valor del bosque en pie, por la riqueza de los productos que ofrece, sumado a la cultura de los pueblos que viven de y en él. Este movimiento y esta movida desde el arte culinario, permite poner ‘en la mesa’ estos valores y plantear la necesidad de conservarlo.”
La iniciativa, liderada por el Centro de Promoción Agropecuaria Campesina (CEPAC) y el proyecto Mercados Inclusivos, una colaboración entre la cooperación sueca y la Unión Europea, implementado por Swisscontact, nos recuerda que lo que se conoce, se valora; y lo que se valora, se protege.
Sobre esta sinergia, Widen Abastoflor, director general de CEPAC, comenta: “Destino gastronómico 2025, es la celebración de las iniciativas en defensa de la conservación del bosque. Se ha logrado articular a comunidades indígenas chiquitanas con 31 productos del bosque y agroecológicos, para que los 19 restaurantes aliados a la causa puedan convertirlos en menús de alta calidad, bajo el concepto de que lo que no se conoce no se valora y lo que no se valora no se protege.”
Así, plato tras plato, se escribe una nueva narrativa para el Bosque Chiquitano: una donde la conservación y la gastronomía se encuentran en la misma mesa.
Acerca del trabajo de WWF-Bolivia en la Chiquitanía
WWF-Bolivia impulsa la conservación del Bosque Seco Chiquitano y del jaguar (Panthera onca), su especie emblemática, promoviendo el uso sostenible de los recursos del bosque y fortaleciendo los medios de vida de las poblaciones locales. A través de alianzas y acciones concretas, trabaja para que la riqueza natural y cultural de este ecosistema único siga dando vida y oportunidades a las comunidades de la región.
Son 19 los restaurantes que este año se suman a este viaje de sabores, texturas y saberes ancestrales. Desde clásicos como El Aljibe hasta propuestas contemporáneas como Hapo o Botánica, cada chef ha aceptado el reto de innovar con más de 30 ingredientes del bosque chiquitano: almendra chiquitana, mangaba, guapurú, asaí, aceite y leche de cusi, café, miel de señorita y otros tesoros poco conocidos que hoy son protagonistas de menús únicos.

Los restaurantes que participan en este destino gastronómico son: Botánica, Cristian Mora, El Aljibe, El Gallo Francés, Hapo, Hito, La Barra, La Suisse, La Villa Chiquitana, Manechi, Mariposario Güembé, Menta, Nativo, Raffine, Sacha, Tres Raíces, Tributo, Typica y Volare. Cada uno de ellos ofrece una propuesta que revaloriza los sabores del bosque, creando una experiencia culinaria única para los comensales.
Desde Ascensión de Guarayos, el chef Javier Urapuca, alma creativa detrás del restaurante Nativo, se sumó a esta iniciativa con el respaldo del proyecto Bionegocios Guarayos, presentando una propuesta culinaria que rinde homenaje a los sabores de su entorno. En esta ocasión, presentó un menú de tres pasos que resalta la riqueza de los ingredientes locales y el trabajo de las comunidades que conviven en armonía con la naturaleza. Jigote con piña guaraya, keperí frito con salsa de cacao y plátano bellaco, y un postre de guayaba caramelizada con emulsión de leche de cusi, majau blanco y quesillo, fueron los protagonistas de una experiencia gastronómica que invita a valorar y proteger el territorio que lo inspira.
Para Javier, el trabajo con productos locales va más allá de la cocina: “Significa valorar a las comunidades que aún cultivan de forma natural productos que rara vez llegan al mercado popular. Para que un producto tenga valor, primero debe darse a conocer. Una forma de apoyar a estas pequeñas comunidades es consumiendo sus productos y transformándolos en elaboraciones que lleguen hasta los comensales”.

Pero este evento es mucho más que una celebración de la gastronomía local. Es un llamado a proteger el Bosque Seco Chiquitano, una de las últimas regiones de bosque tropical seco de América del Sur. Es valioso debido a su ecología única y su importancia histórica y cultural. Con 20 millones de hectáreas, enfrenta amenazas como incendios, sequías y el avance de la frontera agropecuaria. Cocinar con lo que el bosque nos da es una forma poderosa de valorarlo, visibilizarlo y sostener los medios de vida de las comunidades que lo habitan.
Este año, la organización del evento contó con espacios de intercambio entre chefs y productores locales, para explorar nuevas posibilidades culinarias con ingredientes que aún no forman parte de la cocina cotidiana, como la arveja chiquitana o el cusi. La creatividad se vuelve aliada de la sostenibilidad.
“Hay varios ingredientes que me parecen interesantes, cada uno con sus distintas propiedades y sabores. Por ejemplo, la piña guaraya, única y muy difícil de replicar por su dulzura; la arveja chiquitana; o el cusi, que normalmente se usa en cosmética, pero también tiene sus encantos y matices para llevarlo a la cocina” destacó Javier.

Desde WWF-Bolivia, apoyamos estas iniciativas que, además de deleitar nuestros sentidos, fortalecen los medios de vida sostenibles en la región. Apostamos por alianzas que empoderen a las comunidades locales, con especial énfasis en la participación de mujeres, y que promuevan modelos económicos resilientes frente al cambio climático.
Ana Rosa Angulo, Líder del Paisaje Chiquitanía Norte de WWF-Bolivia, destaca la importancia de esta visión integradora al señalar: “Para WWF-Bolivia, la conservación del Bosque Chiquitano es una prioridad, pues se está convirtiendo en un bosque único por la deforestación que está sufriendo en los países vecinos y creemos que la cocina puede ser una suerte de ‘revolución silenciosa’ para generar conciencia sobre el valor del bosque en pie, por la riqueza de los productos que ofrece, sumado a la cultura de los pueblos que viven de y en él. Este movimiento y esta movida desde el arte culinario, permite poner ‘en la mesa’ estos valores y plantear la necesidad de conservarlo.”
La iniciativa, liderada por el Centro de Promoción Agropecuaria Campesina (CEPAC) y el proyecto Mercados Inclusivos, una colaboración entre la cooperación sueca y la Unión Europea, implementado por Swisscontact, nos recuerda que lo que se conoce, se valora; y lo que se valora, se protege.
Sobre esta sinergia, Widen Abastoflor, director general de CEPAC, comenta: “Destino gastronómico 2025, es la celebración de las iniciativas en defensa de la conservación del bosque. Se ha logrado articular a comunidades indígenas chiquitanas con 31 productos del bosque y agroecológicos, para que los 19 restaurantes aliados a la causa puedan convertirlos en menús de alta calidad, bajo el concepto de que lo que no se conoce no se valora y lo que no se valora no se protege.”
Así, plato tras plato, se escribe una nueva narrativa para el Bosque Chiquitano: una donde la conservación y la gastronomía se encuentran en la misma mesa.
Acerca del trabajo de WWF-Bolivia en la Chiquitanía
WWF-Bolivia impulsa la conservación del Bosque Seco Chiquitano y del jaguar (Panthera onca), su especie emblemática, promoviendo el uso sostenible de los recursos del bosque y fortaleciendo los medios de vida de las poblaciones locales. A través de alianzas y acciones concretas, trabaja para que la riqueza natural y cultural de este ecosistema único siga dando vida y oportunidades a las comunidades de la región.

© Bionegocios Guarayos
El Aljibe_ Bosque Chiquitano_Destino Gastronómico