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Resiliencia para las personas y la biodiversidad en la Amazonía boliviana

El sol sale en el Iténez. El paisaje se mezcla con el naranja intenso del cielo y el verde intenso de los bosques. Las aves recorren la ruta del río, mientras que los delfines inician su viaje que los llevará por kilómetros hasta el corazón de la Amazonía boliviana.

La gente que vive en la zona vive de manera sostenible con el bosque y el río. En su día a día, algunos se dedican a la agricultura, otros a la recolección de leche de siringa para la elaboración de bolsas y ponchos impermeables, a la pesca, carpintería, ganadería, educación, transporte y recolección de frutos del bosque. dependiendo de la temporada como castañas, cacao entre otros.

La maestra Lola Salvatierra, de origen Itonama, se prepara para impartir sus lecciones en la escuela pública de Versalles, ubicada dentro del Parque Departamental y Área Natural de Manejo Integrado (PD-ANMI) Iténez. Ella ha vivido en esta zona desde muy joven y ha sido parte de la transición que experimentaron las comunidades luego de la declaración de PD-ANMI en 2005. “Desde que tenemos el parque y con el apoyo de WWF hemos sido testigos del cambio en la calidad de vida de cada miembro vivo de la comunidad. Hemos aprendido a cuidar nuestra casa, el bosque, el río, es nuestro patrimonio, nuestra fuente de vida, porque el río es vida, el bosque es vida”.

“Antes de tener el apoyo de las instituciones y de los guardaparques, casi no había tortugas en el río Blanco”, dice Justo Chávez, presidente del comité de gestión de la PD-ANMI Itenéz, quien vive en la población de San Borja. Es un productor local comprometido con la conservación. “Gracias a los guardaparques y al apoyo de ONG como WWF ahora podemos ver una tortuga en Río Blanco”, agrega.

“La pesca descontrolada nos impedía encontrar peces en el río. No se encontró nada, buscamos, pero no se encontró nada. Después de la creación de la PD-ANMI Itenéz, con el tiempo, pasaron como 4 o 10 años y ya teníamos bastante pescado”, nos cuenta Casiano Muyuro, ex guardaparque y líder comunitario.

El Parque Departamental y Área Natural de Manejo Integrado Iténez cubre 1,4 millones de hectáreas. Es la tercera área protegida más importante de la Amazonía en Bolivia. Alberga diferentes ecosistemas: bosques húmedos, sabanas, bosques ribereños, ríos y lagos y alberga 490 especies de flora y 714 especies de fauna. El Parque Iténez está habitado por 14 comunidades indígenas y campesinas. Dentro del AP Iténez discurren las aguas del Río Blanco y los Llanos de Moxos. Este último es el humedal protegido más grande del mundo y hogar de una gran diversidad biológica. Todos estos elementos le otorgan el potencial natural para convertirse en un polo receptivo para el turismo de naturaleza y el ecoturismo.

WWF trabaja en esta área desde 2005, contribuyendo a su gestión mediante el fortalecimiento de capacidades, la promoción del uso sostenible de los recursos naturales en beneficio de las comunidades locales y el apoyo a los esfuerzos de conservación. Actualmente, el área protegida cuenta con un comité de gestión que asegura un mecanismo de gobernanza que promueve la participación local en el proceso de toma de decisiones. Además, se han desarrollado planes de aprovechamiento sustentable tanto de recursos no maderables como para el aprovechamiento sustentable de lagartijas y pesca. Gracias a estos planes, la comunidad no solo hace un uso sostenible de los recursos del bosque tanto para el consumo como para su sustento, sino que también se han convertido en protectores del bosque y contribuyen con su trabajo a la conservación del área protegida.

Pero a pesar de los esfuerzos de conservación que se han realizado durante casi 20 años, varias amenazas ponen en riesgo la subsistencia de las familias y el hábitat de los cientos de especies que viven en esta zona. Una de estas amenazas es el cambio climático, que afecta a las comunidades que presenciamos todos los días.

“El cambio climático está afectando de manera muy especial a los agricultores y ganaderos, en época de sequía las lagunas y arroyos se secan mucho, mientras que en época de lluvias todo se inunda, afectando los pastizales y la agricultura”, menciona Deimer Atiare, un miembro de la comunidad de Bella Vista."En las comunidades nos dedicamos a la agricultura artesanal. El problema que tenemos tanto en nuestra flora, como en nuestros cultivos, es la sequía por desmontes o incendios. Está afectando a nuestros cultivos. Ya tenemos daños en el maíz”, agrega Justo Chávez.

Sin embargo, el impacto es visible no solo en los cambios bruscos de clima, sino también en la variación en la alimentación, la rutina y el color de las especies, como nos cuenta la profesora Lola: “He notado cambios en las crías de tortugas recién nacidas, han aparecido albinos. , o con manchas y creo que puede ser por la contaminación o el cambio climático. Otra cosa que he visto en las tortugas, llevo años trabajando con tortugas, y las admiro mucho, nunca las había visto consumir frutos amargos, he estado pensando que lo hacen porque están consumiendo algo dañino en el agua y están buscando la forma de parar ese veneno”, nos cuenta. Justo Chávez también ha notado variaciones en la fauna: “Tengo por lo menos 150 plantas de sandía. Lo que nunca he visto es que la aulaga (Psarocolius decumanus) y el cajaré coman este fruto. Incluso están perforando pequeñas sandías. Estamos viendo que esa es una necesidad que también tienen las aves que antes no pasaba”.

Otra de las grandes preocupaciones hoy en día en todas las comunidades son los incendios forestales: “Debido a la estación seca, los incendios pueden afectar a las plantaciones de caucho, cacao y castañas, así como a la fauna silvestre y todo lo que vive en los bosques”, añade Atiare.

Para enfrentar estos y otros desafíos que ponen en riesgo no solo la naturaleza sino la vida y el bienestar de las comunidades del Área Protegida Iténez, WWF Bolivia, con el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Finlandia y WWF Finlandia, ha iniciado la implementación del proyecto “

“Uno de los desafíos que tenemos es la falta de información sobre la cuenca, lo que dificulta la adecuada toma de decisiones y procesos de gobernanza, afectando la valoración de la cuenca y sus servicios”, menciona Marcela Áñez, coordinadora del proyecto en Bolivia. “Por eso, el proyecto generará información científica sobre el caudal ecológico de la cuenca. Con esta información, los líderes y autoridades locales podrán desarrollar políticas públicas para proteger esta zona”.

Además, se desarrollará y socializará una propuesta para el manejo integrado de la cuenca y se implementará un plan de manejo, que incluirá el establecimiento de reservas de agua, manejo de pesquerías, acciones de conservación de delfines y jaguares. “Este plan será clave para que las comunidades locales se adapten al cambio climático y mejoren la capacidad de la biodiversidad”, añade Añez.

Por otro lado, uno de los objetivos del proyecto será abogar por la implementación de las políticas actuales sobre el uso del suelo. La ampliación de la frontera agrícola y ganadera, que provocará el cambio de uso de suelo, pone en riesgo la disponibilidad y calidad de los recursos hídricos para las personas y la naturaleza. “Si la tendencia de cambio de uso de la tierra continúa como hasta ahora, se reduce la resiliencia de los ecosistemas y la población local a los fenómenos meteorológicos extremos, como la sequía, y se crean las condiciones para que se produzcan incendios forestales”. El proyecto incluirá criterios de adaptación al cambio climático que se incluirán en las herramientas de planificación y gestión.

“Asumimos que fortalecer la gestión de los recursos de agua dulce y la cuenca del Río Blanco es vital para permitir una mayor capacidad de adaptación al cambio climático. Esperamos que estas acciones tengan impactos positivos en los medios de vida de las comunidades indígenas y campesinas locales que dependen de la pesca para obtener ingresos y alimentos, aumentando la resiliencia de estas comunidades al cambio climático”, mencionó Jordi Surkin, Director de Conservación de WWF Bolivia.
 

Algunos datos sobre el Parque Departamental y Área Natural de Manejo Integrado Iténez

- Extensión: 1,4 millones de has. Es el hogar de 490 especies de flora y 714 especies de fauna.

Especies icónicas:
- Delfín de río (Inia boliviensis)
- Nutria gigante (Pteronura brasiliensis)
- Caimán negro (Melanosuchus niger)

- En esta Área Protegida viven 14 comunidades indígenas y campesinas.
- El Sitio Ramsar Río Blanco, con 2,4 millones de hectáreas, está ubicado en esta Área Protegida.

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