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La Ruta de Copaibo, un sendero en la primera área protegida comunal de Bolivia donde las personas pueden conectarse con la naturaleza y la Chiquitanía

(English below)

La Comunidad Indígena “El Rancho”, es la principal guardiana del Área Ecológica de Manejo Integrado El Rancho, la primera área protegida comunal de Bolivia, donde se ha habilitado la Ruta de Copaibo, un sendero que permite a los visitantes conocer la Chiquitanía y aprender de las propiedades del Copaibo, un árbol cuyo aceite tiene poderes medicinales.


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En el Bosque Seco Chiquitano, uno de los pocos bosques secos que quedan en el mundo, crece el Copaibo (Copaifera langsdorffii). Con un tronco que puede alcanzar hasta 20 metros de altura y 80 centímetros de diámetro, es una especie de árbol nativa de esta zona.  

Desde épocas ancestrales, los habitantes de la Chiquitanía, han aprovechado la oleorresina y el agua del Copaibo por sus propiedades medicinales. La cicatrización de heridas, la desintoxicación del cuerpo y sus poderes desinflamantes, son algunos de los usos que generación tras generación le han otorgado a este recurso. En los últimos años, las familias chiquitanas han aprendido y desarrollado las técnicas que les permiten elaborar productos derivados de esta materia prima como jabones, champús, ungüentos y cremas, permitiendo que la población también se beneficie de sus propiedades medicinales. “Con el apoyo de las instituciones, hemos conformado la Asociación de Mujeres Productoras. Tenemos el objetivo de aprovechar el recurso, pero también de conservarlo y cuidarlo. Este es un recurso que, siguiendo la trayectoria de nuestros antepasados, lo usamos con fines medicinales y queremos ponerlo a disposición de las personas para que lo conozcan, lo consuman y usen y así, a través de esto, también nos ayuden a conservar la naturaleza”, menciona Delcy Macoño, Presidenta de la Asociación de Mujeres.

Durante los incendios forestales de 2019 1.9 millones de hectáreas fueron afectadas por los incendios en la Chiquitanía donde cientos de árboles de Copaibo se perdieron, impactando los bosques, la biodiversidad y también la vida de las familias chiquitanas quienes aprovechan este recurso de manera sostenible.

En los incendios de 2020, los habitantes de la comunidad de El Rancho, lograron hacer una barrera alrededor de un área de Copaibo, para proteger los árboles de los cuales extraen el aceite y el agua. “Cuando hubo el incendio forestal dentro del municipio de San Javier, donde fuimos afectados como comunidad, hicimos una brecha que nos permitió conservar esta área. Así logramos proteger los árboles, no solo de Copaibo sino otras especies medicinales y forestales”, menciona Rolando Echuvé, Presidente de la Comunidad El Rancho.

Este fue el inicio de un sueño que se hizo realidad el 2021, la consolidación del Área Ecológica y de Manejo Integral “El Rancho”, la primera área protegida comunal en Bolivia. Con 500 hectáreas, esta reserva es el hogar de 95 especies de plantas, de las cuales 13 están bajo alguna categoría de amenaza publicado en el Libro Rojo de Plantas Amenazadas de las Tierras Bajas de Bolivia (MMAyA 2020) y más de 70 especies de anfibios, reptiles, aves y mamíferos entre los que se destacan el Jaguar (Panthera onca), el marimono (Ateles chamek) y el anta (Tapirus terrestris), estos últimos se encuentran bajo alguna categoría de amenaza nacional o internacional.   
 
“Nos pusimos de acuerdo y decidimos conservar este lugar. Nos preguntamos ¿por qué no zonificamos esta área? Hagamos un estudio, busquemos quién nos puede apoyar”, añade el Presidente de la comunidad. “Logramos conseguir el apoyo con la logística y los materiales, nosotros pusimos la mano de obra, actualmente se han zonificado 3 zonas dentro del área para el aprovechamiento sostenible y actividades agrícolas y ganadería para la subsistencia de las familias”, explica. Para la declaración de la Reserva, la ONG local APCOB, desarrolló varios estudios entre ellos el diagnóstico de la diversidad y el estado de conservación de fauna y flora en el área de Copaibo de la comunidad El Rancho y el informe de zonificación y conectividad.  
 
“La visión es no dejar que el área se queme. Es nuestro compromiso, proteger y conservar esta zona. La reserva nos da oxígeno, ayuda a preservar las plantas y animales y ha sido y seguirá siendo un refugio para que las especies se protejan de los incendios”, añade con mucho entusiasmo Rolando Echuvé.
 
Para lograr este objetivo, la comunidad ha conformado una cuadrilla de bomberos voluntarios capacitada y equipada con el apoyo de WWF y las organizaciones locales para prevenir y responder ante eventuales incendios forestales. Además, los líderes de la comunidad están solicitando a las autoridades locales, se pueda capacitar también a las comunidades vecinas, para prevenir los incendios.
 
La Comunidad El Rancho fue constituida el 5 de septiembre de 1994, y pertenece a la Central Indígena Paikoneka de San Javier, dentro del Territorio Indígena Monte Verde. Con una superficie de 493 hectáreas, las familias se dedican a la ganadería y la agricultura para su propio sustento. Cuentan con un vivero agroforestal para el cultivo de plantines frutales y forestales para la reforestación, también se ha iniciado la producción de miel con abejas nativas y cuenta con un laboratorio donde se transforma el aceite y agua de Copaibo a productos cosméticos.
 
Además, El Rancho ha decidido abrir las puertas del Área Ecológica y de Manejo Integrado a los visitantes para que conozcan la reserva y puedan conectarse con la naturaleza. Con una ruta de aproximadamente dos horas, los visitantes podrán conocer las especies que se protegen en la reserva, observar cómo se hace el aprovechamiento sostenible del aceite de Copaibo y reconocer la importancia que tiene esta área para la comunidad y la Chiquitanía, además del trabajo que realiza la comunidad. “Si nosotros no damos a conocer, quién nos va a apoyar. Si la gente conoce la Reserva nos ayudará a protegerla”, añade Rolando. La coordinación de las visitas se realiza directamente con los líderes de la comunidad.
 
“Para nosotros es importante proteger el bosque, ya que lo sentimos, lo vivimos, es la casa y la vida de nosotros. Es de donde también podemos servirnos, cuidándolo. Nosotros también queremos hacer llegar a todos el mensaje de que nos ayuden en esta conservación, ya que mucho bosque se ha perdido. Es momento de que se comience a respetar la naturaleza”, añade Delcy.  

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La Ruta de Copaibo, a trail in Bolivia's first communal protected area where people can connect with nature and the Chiquitanía

The "El Rancho" Indigenous Community is the main guardian of the El Rancho Integrated Management Ecological Area, the first communal protected area in Bolivia, where the Copaibo Route, a trail that allows visitors to get to know the Chiquitanía and learn about the properties of Copaibo, a tree whose oil has medicinal powers, has been set up.

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In the Chiquitano Dry Forest, one of the few remaining dry forests in the world, grows the Copaibo (Copaifera langsdorffii). With a trunk that can reach up to 20 meters in height and 80 centimeters in diameter, it is a tree species native to this area. 

Since ancient times, the inhabitants of the Chiquitanía have used Copaibo oleoresin and water for its medicinal properties. The healing of wounds, detoxification of the body and its anti-inflammatory powers are some of the uses that generation after generation have given to this resource. In recent years, Chiquitano families have learned and developed techniques that allow them to produce products derived from this raw material such as soaps, shampoos, ointments and creams, allowing the population to also benefit from its medicinal properties. "With the support of the institutions, we have formed the Association of Women Producers. We aim to take advantage of the resource, but also to conserve and care for it. This is a resource that, following the trajectory of our ancestors, we use for medicinal purposes and we want to make it available to the people so that they can get to know it, consume it and use it and thus, through this, also help us to conserve nature," mentions Delcy Macoño, President of the Women's Association.Durante los incendios forestales de 2019 1.9 millones de hectáreas fueron afectadas por los incendios en la Chiquitanía donde cientos de árboles de Copaibo se perdieron, impactando los bosques, la biodiversidad y también la vida de las familias chiquitanas quienes aprovechan este recurso de manera sostenible.

In the 2020 fires, the inhabitants of the El Rancho community managed to make a barrier around an area of Copaibo, to protect the trees from which they extract oil and water. “When there was a forest fire in the municipality of San Javier, where we were affected as a community, we made a gap that allowed us to preserve this area. This is how we managed to protect the trees, not only from Copaibo but also from other medicinal and forest species”, says Rolando Echuvé, President of the El Rancho Community.

This was the beginning of a dream that became a reality in 2021, the consolidation of the "El Rancho" Ecological and Integral Management Area, the first communal protected area in Bolivia. With 500 hectares, this reserve is home to 95 plant species, of which 13 are under some category of threat published in the Red Book of Threatened Plants of the Bolivian Lowlands (MMAyA 2020) and more than 70 species of amphibians, reptiles, birds and mammals, including the Jaguar (Panthera onca), the marimono (Ateles chamek) and the anta (Tapirus terrestris), which are under some category of national or international threat.

"We agreed and decided to preserve this place. We asked ourselves why don't we zone this area? Let's do a study, let's look for who can support us," adds the community president. "We were able to get support with logistics and materials; we provided the labor. Currently, three zones have been zoned within the area for sustainable use and agricultural and livestock activities for the subsistence of the families," he explains. For the declaration of the Reserve, the local NGO APCOB developed several studies, including a diagnosis of the diversity and conservation status of fauna and flora in the Copaibo area of the El Rancho community and a zoning and connectivity report.

"The vision is not to let the area burn. It is our commitment to protect and conserve this area. The reserve gives us oxygen, helps preserve plants and animals, and has been and will continue to be a refuge for species to protect themselves from fires," adds Rolando Echuvé enthusiastically.

To achieve this goal, the community has formed a volunteer firefighting crew trained and equipped with the support of WWF and local organizations to prevent and respond to potential forest fires. In addition, community leaders are asking local authorities to train neighboring communities to prevent fires.

The El Rancho Community was established on September 5, 1994 and belongs to the Paikoneka of San Javier Indigenous Central Paikoneka, within the Monte Verde Indigenous Territory. With an area of 493 hectares, the families are dedicated to cattle ranching and agriculture for their own sustenance. They have an agroforestry nursery for growing fruit and forest seedlings for reforestation. They have also started producing honey with native bees and have a laboratory where Copaibo oil and water are transformed into cosmetic products.

In addition, El Rancho has decided to open the doors of the Ecological and Integrated Management Area to visitors so that they can get to know the reserve and connect with nature. With a tour lasting approximately two hours, visitors can learn about the protected species in the reserve, observe how Copaibo oil is sustainably harvested and recognize the importance of this area for the community and the Chiquitanía, as well as the work carried out by the community. "If we don't make people aware of the reserve, who is going to support us? If people know about the reserve, they will help us protect it," adds Rolando.
 
The Copaibo Route map can be downloaded from this link. Visits are coordinated directly with community leaders.
"For us it is important to protect the forest because we feel it, we live it, it is our home and our life. It is where we can also serve ourselves, taking care of it. We also want to get the message across to everyone to help us in this conservation, since a lot of forest has been lost. It is time to start respecting nature," adds Delcy. 
© WWF-Bolivia / La Región
Ruta del Copaibo